2020 de Octubre del 09

Barro tal vez

En el marco de la conmemoración del Día del Respeto a la Diversidad Cultural entrevistamos a la diseñadora santafesina Judith Savino, ganadora de Fomento en la edición 2016 con su proyecto "Autito de barro".

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(Por Erika Saita) Escritora, ceramista, diseñadora de dispositivos lúdicos, investigadora y facilitadora en pedagogía lúdica, Judith Savino es creadora de Conbarro, objetos lúdicos elaborados en arcilla del litoral santafesino. En 2016 resultó ganadora de la convocatoria de Fomento del Ministerio de Cultura con "Autito de barro". “Es un objeto que me define pero también define mi entorno (y a mí habitándolo). Su litoraleñidad guarda las costas que me surcan, las islas que me siembran de paisajes y los cielos que me envuelven o me asustan. Porque aunque a veces me olvido, yo sé que el río está cerca, pero el barro está adentro”, dice Savino, quien también es coordinadora pedagógica del Proyecto Socioeducativo El Patio del Ministerio de Educación de la provincia de Santa Fe.

- ¿Cómo se inició tu relación con el barro?

- Trabajé durante muchos años en proyectos sociales y, en todos, el territorio que contenía las propuestas, su entorno, su paisaje, jugaba un rol esencial. Nuestra geografía tan marcada por la presencia de los ríos nos mostraba una constante en los barrios periféricos linderos a la costa, una relación de amor-odio con el río que era tan cíclica como sus movimientos. Si bien era el río que proveía y alojaba, también era el río que aislaba y se llevaba todo. Pensar el barro como lenguaje para expresar toda esa carga de emociones encontradas fue un hallazgo en lo pedagógico y en lo personal. Fui a aprender a trabajar el barro para poder enseñar, pero ocurrió que cuando me encontré (o reencontré) con ese material, entendí que ya no podría soltarlo nunca más. Había encontrado mi lenguaje y mi propósito.

- Tu emprendimiento apuntó a la creación de juguetes. ¿Tu entusiasmo te llevó después a investigar y conocer más sobre el trabajo con el barro?

- Cuando le presenté el barro a los destinatarios de los talleres, no lo hice con una dirección clara. La pura exploración y las posibilidades expresivas nos fueron llevando a lugares increíbles. Yo no quería enseñar a hacer un cuenco a los niños. Había logrado transmitir “el cómo”, pero quería que juntos lleguemos a “el qué”. Ellos me ayudaron a mirar, comprendí que había una tipología de objetos de barro que no estaba explorada: juguetes de barro ¿por qué no? Y así fue como comenzó todo, desnaturalizando la mirada sobre un barro que había sido “encasillado”, y que desde un impulso ancestral habíamos logrado “desencasillar”. Porque resulta que mucho antes del plástico, de la madera y de la hojalata, la humanidad había jugado con juguetes de barro, de piedra y de hueso. Finalmente, nos habíamos contactado con el origen. Conbarro nace de esa circunstancia. Personalmente, ya no podía ver las cosas de otra manera. Todo era nuevo porque miraba con ojos nuevos. Así surge “Autito de barro”, la primera forma transpuesta desde el pensamiento lúdico, toda llena de litoraleñidad, hecha solamente de barro.

- ¿Hasta dónde llegó tu investigación y tu formación en el tema?

- El Fomento que me dió el Ministerio de Cultura de la provincia fue el impulso vital que permitió pensar la tipología como una bandera: “objetos raros para jugar”, “no sirven para nada y por lo tanto sirven para todo”, “desafían la fragilidad como una circunstancia que priva el jugar”, todas premisas que hicieron crecer la propuesta y la consolidaron en el mercado. Lentamente fue llegando el equipo, los socios estratégicos, los amigos de Conbarro. Y fuimos más allá, empezamos a investigar la posibilidad de optimizar las pastas, de modificar las temperaturas de cocción, o la fusión con otros materiales y llegamos finalmente a la mágica alquimia de los esmaltes, un universo infinito de posibilidades. Después pensamos los complementos y los accesorios para significar, la ilustración para componer y la literatura para testimoniar esa génesis. Conbarro se transformó en una narrativa litoraleña multilenguaje. También comenzamos a seriar y a diseñar prototipos. Llegaron los reconocimientos, las becas de estudio y los viajes. Perú hizo el resto: estudiar en la cuna del barro, me acercó a nociones que ni siquiera pude imaginar cuando inicié este recorrido. Mirar a través de los ojos de aquellas civilizaciones milenarias me permitió volver con algunas respuestas pero afortunadamente, llena de preguntas.

- ¿Qué cosas cambiaron en vos a partir de eso? ¿Nuevos trabajos, emprendimientos? ¿Qué relación encontrás y cómo te une eso a la historia y cultura precolombina argentina?

- El regreso de Perú (si es que esa circunstancia existiera porque como dice Dolina, no es posible regresar a ninguna parte) abrió posibilidades en muchos sentidos: expresivos, técnicos, poéticos, comunicacionales pero también económicos ya que se dieron las condiciones para pensar una exportación. También nos regaló colegas amigos con los que trabajamos e investigamos a distancia. Pero principalmente una conexión con la naturaleza que ya no supo de fronteras, o porciones de paisajes. Finalmente el mundo es una gran veta de arcilla que nos salva de la locura desde tiempos inmemoriales.

- ¿Sentís la necesidad de reivindicar una “historia de barro” en tus creaciones?

- Hoy Conbarro no sólo es una empresa que comercializa objetos lúdicos de diseño. Es también un taller donde nos repensamos colectivamente (y metemos las manos en el barro todo el tiempo), es una serie de libros-objeto y cajas de ensamblaje litoraleño, y esculturas significantes, y utilitarios ecológicos e investigación tecnológica. Diseñamos para nosotros y para otras empresas y crecemos con consciencia, defendiendo los humedales, militando la ternura, el equilibrio y la coherencia. Siento que el barro es un lenguaje y nos proponemos llevarlo hasta los límites de la expresión. La alquimia es un modo de vida, una manera de atravesar el acto creativo. Los dispositivos del mundo y las formas de la naturaleza dialogan todo el tiempo, y en ese entrecruzamiento emergen viejas respuestas y nuevas preguntas que nos permiten pensarnos en la cultura. No imagino otra manera de situarme en esta danza que es la vida más que danzando a su ritmo.