2020 de Junio del 10

“Diseñar es construir sentido, uso y discurso”

Continuando con la serie de entrevistas a docentes del curso Formación en Industrias Creativas, Germán Lang, especialista en Diseño, aporta sus impresiones sobre el sector.

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Convocado para desarrollar el módulo de Diseño del curso Formación en Industrias Creativas que organizan el Ministerio de Cultura junto a la Universidad Nacional de Rosario, Germán Lang es un referente del sector Diseño del Ministerio de Cultura de la Nación (Dirección Nacional de Economía Creativa dependiente de la Secretaría de Desarrollo Cultural). Desde allí se proyecta, facilita, vincula y articula el ecosistema creativo con las políticas públicas del Estado argentino. En esta entrevista, analiza diversos aspectos vinculados con ese sector.

- ¿De qué hablamos cuando hablamos de diseño? ¿Qué es el diseño?

- Cuando hablamos de diseño, no podemos hacer mención a una misma respuesta, esta fue variando a lo largo de la historia, a medida que se iba comprendiendo el rol social que este adquiere como disciplina proyectual. Debemos remontarnos al comienzo del siglo pasado donde el diseño se vinculaba a las artes plásticas y se aplicaba a la industria bajo la concepción de “agregado de valor” (mera cosmética, para embellecer la superficie). Durante décadas los vínculos entre el diseño y el arte fueron el centro del debate entre investigadores y expertos alejando la mirada de otros aspectos más relevantes. El diseño guarda relación con la actividad artística en la medida que emplea un lenguaje similar, utilizando una sintaxis prestada de las artes plásticas, pero es un fenómeno de naturaleza más compleja y enteramente vinculado a la funcionalidad. En cuanto lxs diseñadorxs proyectan el diseño sobre la base de una inspiración, justificando sus propuestas y sin hacer de lado la importancia de satisfacer a lxs usuarixs, lxs artistas inician su proceso creativo de modo más espontáneo, libre y sus acciones pueden no estar justificadas. En tanto lxs artistas crean piezas únicas para satisfacer sus necesidades personales y dar cuenta del contexto histórico que atraviesan, en donde el receptor termina de dar sentido a la obra creada, lxs diseñadorxs deben involucrar variadas dimensiones que van más allá del aspecto, la forma y el color, abarcando también la función tanto de lo tangible como lo intangible en su interacción con lxs usuarixs. Durante el proceso de diseño se debe tener en cuenta además la funcionalidad, la operatividad, la eficiencia y la vida útil de lo producido. Por lo que cuando hablamos de diseño debemos definirlo como el proceso previo de configuración mental, «pre-figuración», para la búsqueda de una solución en cualquier campo, diseñar es construir, bajo el trinomio: pensar/proyectar/realizar, en definitiva, es construir tanto sentido, como uso y discurso. Por lo que, el diseño es un valor constitutivo y no un valor agregado, como generalmente se lo presenta, porque es parte de los productos y los servicios desde el momento de su creación. El diseño no es, por lo tanto, un campo determinado de la cultura sino un medio de producción que genera cultura en todos los campos.

- ¿Cuáles son las actividades que uno podría incluir dentro de ese sector?

- Para poder responder esto deberíamos preguntarnos ¿qué está sucediendo en el mundo del diseño? O más precisamente ¿qué está pasando en el mundo y que relación hay con el diseño? Hoy el diseño parece que tiene que ver con todo, por lo que si respondo desde el modelo de pensamiento cientificista, debería quedarme con las divisiones férreas con nombre y apellido que realiza la academia, quedando preso de los modelos clásicos: diseño gráfico, diseño industrial, diseño textil, diseño de indumentaria o diseño multimedia. Ante esto se me viene a la mente un enfoque de María Sánchez, donde cita a María Ledesma, la que sostiene que este proceso tiene que ver con la separación sistemática entre ciencias naturales y sociales, siendo que las primeras dejaron de lado al “hacedor del ambiente” y las segundas se desligaron del “territorio” . Sánchez, siguiendo el pensamiento de Ledesma, reflexiona que hoy la actuación del diseño está descontextualizando los modelos tradicionales del siglo pasado que relacionaban industria, la empresa y el diseño. Es así que en el siglo XXI las orientaciones del diseño son mucho más vastas: advanced design, data visualization, design thinking, diseño conceptual, diseño de experiencia (o UX design), diseño de procesos, diseño de servicios, diseño emergente, diseño estratégico, diseño para la innovación social, diseño participativo, diseño social, diseño sustentable, diseño universal, diseño web e infografía. A este listado, se podría agregar la importancia que tiene el diseño en la Internet de las cosas y el codiseño. Las clasificaciones “tradicionales” nacieron de una visión industrialista del siglo XIX y XX en donde durante años, se pensó y discurrió acerca del agregado del diseño en la cadena de valor. Hoy podemos decir que no agrega valor, sino que es parte de “procesos de mejora”, siendo estos la esencia misma del diseño. El diseño es cada vez más utilizado, y así trasciende el universo empresarial, como la esfera pública, el Estado y las organizaciones intermedias aplicándose a los servicios, a las políticas de Estado y al cambio social. Y es así donde María Sánchez reflexiona y propone que quizás podamos focalizarnos en diseñar “hechos” y no “cosas” para potenciar así la profunda capacidad de innovación propia de los diseñadores dotados de un pensamiento estratégico, responsables de articular acciones con el contexto local y global. Al hablar sobre esto, en cuanto a mi rol como referente del Sector Diseño del Ministerio de Cultura Argentina, podría decir que las actividades que hoy se incluyen en el sector, son todas aquellas vinculadas a las que van surgiendo a partir de las necesidades de las personas, a las cuales lxs diseñadorxs van dando respuesta para mejorar su calidad de vida, desde el factor medioambiental, económico y social, en virtud de crear coherencia cultural.

- ¿Por qué el diseño está considerado como hecho productivo y a la vez cultural?

- Para poder comprender la dimensión del Diseño como un hecho Cultural, se debe tener en cuenta que lxs diseñadorxs, a través de los objetos/mobiliarios, vestimentas/textiles, interiorismo/paisajismo, las comunicaciones gráficas/multimedial y la formación/intercambio de saberes, crean realidades culturales y modos de relacionarse entre las personas, formando parte de la vida cotidiana e integrando en ella valores de uso y valores simbólicos que constituyen la cultura contemporánea, contribuyendo así a su bienestar e identidad. El diseño es entonces una estrategia cultural, que comunica identidad y se manifiesta como un valor constitutivo de los productos, servicios y organizaciones. Entendiendo que lxs diseñadorxs no diseñan objetos, sino las formas en que las personas se relacionan entre sí y con su entorno y actúan en la dimensión práctica y la dimensión simbólica, el impacto del diseño no puede ser otra cosa que cultural cuando el diseño se está ocupando de generar alternativas para la vida. Diseñar, en definitiva, es construir tanto sentido, como uso y discurso. ¿Y qué es la cultura? Justamente eso: la lógica, los hábitos y el decir de un pueblo. En síntesis, diseñar (como acto colectivo) es construir cultura, principalmente porque el diseño se encarga de crear coherencia en lo cultural y lo estructural. Construye nuestra propia cultura.

- ¿Cómo empezaste a trabajar en este rubro? ¿Cómo fueron los primeros pasos y cómo es tu trabajo en la actualidad?

- Me formé en la FADU UBA como diseñador gráfico, casa de estudio donde durante 15 años también desarrollé mi carrera como docente en las materias de Morfología 1 y Diseño de Indumentaria 2. La crisis del 2001 me llevó azarosamente a otra especialidad del diseño que no fue la aprendida, creando en 2002 una marca de ropa dentro de la Galería Bond Street (Abre tu Mente) para vestir la androginia de principio del siglo y en 2005 creando mi segunda marca de ropa para reinventar los clásicos que vestirían a hombres y mujere durante 8 años (langg, reinventa lo clásico). Luego llegará la creación y presidencia de la primera Asociación Multidisciplinaria de Diseñadores Emprendedores Argentinos, Contenidos de Diseño, Asociación Civil, y la invitación para formar parte de una gran experiencia que generó el Observatorios de Tendencias del INTI Textil “Las cosas del quehacer” que me permitió descubrir mi capacidad como articulador entre los diseñadores federales, y así de manera azarosa me encontré maravillado con la gestión cultural, vinculada al diseño. En el 2011 me convocan para ayudar en la organización del MICA (Mercado de Industrias Culturales Argentinas) y así me fui formando -desde la experiencia en el andar- en el diseño de Políticas Públicas dentro del área de la Economía de la Cultura, asumiendo en 2012 el rol de coordinador el Sector Diseño del MICA. Esta acción me permitió recorrer el país como nunca, en busca de la identidad del diseño. Hoy de forma paralela a esta actividad, desarrollo mi profesión como Investigador en la UNPAZ (Universidad Nacional de José C. Paz), vinculado a varios proyectos de diseño comunicacional estratégico para la PyME y le economía social. Y también como consultor en modelos de negocios flexibles, diversificados y creativos para emprendedores vinculados al diseño, además continúo con el desarrollo de acciones y programas para gobiernos municipales y provinciales de Argentina. Por lo que pasé de diseñar cosas a diseñar hechos.

- ¿Cuál es el grado de desarrollo de la industria del diseño en Argentina?

- No podría dar cuenta de una industria del diseño, sí de diseñadores productores que producen bienes y servicios vinculados al diseño pero no podría cuantificarlos ya que no se cuenta con un Registro Unificado de Diseñadores a nivel nacional. Por otro lado, hoy el diseño acompaña de manera transversal a la cadena de valor de todas las economías, pero tampoco podría dar cuenta de su implicación ya que al momento no sabemos qué recurso de diseño emplea nuestra industria nacional. Sin embargo, podría decir que nuestro desarrollo profesional en cuanto al diseño es muy valioso, tanto en su inserción social local como internacional. Somos un país que forma un gran ecosistema de diseñadorxs desde hace varias décadas, tanto desde la Universidad pública y gratuita, como desde el ámbito privado. Para hablar sobre el grado de desarrollo del diseño, debemos especificar cuándo algo se convierte en un buen diseño, y esto sucede cuando permite dar respuestas efectivas a las necesidades de las personas que pueden ser de carácter local o global. Considero que el buen diseño mejora la calidad de vida de un grupo de personas, debe ser lo más accesible posible y generar un impacto medioambiental positivo. Muchas de las piezas consideradas de buen diseño, por lo general son estéticamente aceptables pero de un impacto poco positivo socialmente, éstas suelen ser más un problema que una solución a nuestra forma de vida. El diseño debe adaptarse a la sociedad y no la sociedad al diseño. En la media que podemos entender esto seguramente nuestro diseño, junto a nuestrxs diseñadorxs, se podrán integrar más orgánicamente a la industria y así lograremos más industriales que deseen invertir en desarrollo e innovación local. Como así también debemos contar con más diseñadorxs que generen acciones positivas, convirtiéndose así en agentes de cambio sociocultural.

- ¿Son accesibles para todos los objetos que produce el diseño? ¿por qué?

- Debemos considerar que el diseño está presente en todos nuestros consumos diarios, por lo que todxs accedemos de una manera u otra al diseño. Ahora bien, puede que debamos hablar sobre el acceso al buen diseño, aquel que se produce 100 por ciento en Argentina y que considero que no está valorado por la mayoría social, este tipo de diseño en nuestro país todavía llega o es consumido por una minoría. Aún el buen diseño en Argentina sigue siendo una cuestión de elite, donde muy pocxs tienen acceso, tanto desde lo económico como desde lo cultural, esto hace que el buen diseño no logre masificarse a pesar de los años de historia con la que cuenta esta disciplina. Supongo que esto podría darse en principio, por la falta en la continuidad de las políticas públicas de los Estados que deben apoyar la producción, fomentar el consumo y/o hacer visible la actividad. Creo en un Estado mucho más presente para que permita la democratización del diseño, haciendo que este llegue de igual manera en principio a todo el territorio y luego al resto del mundo.

- En tiempo de coronavirus, ¿qué impacto tiene esta pandemia en el sector? Tanto a nivel de producción como de consumo.

- Debemos reconocer que la pandemia global por causa de COVID-19 afecta y afectará de modo negativo a casi todos los sectores de la economía -en diferentes escalas-, son muy pocos los sectores económicos que se encuentran o encontrarán favorecidos por esta crisis humanitaria, vinculada a la salud, los comportamientos sociales y la economía. En estos días de pandemia, el aislamiento social obligatorio modificó nuestros modos de consumo, por lo que cambiaron las prioridades en las demandas de las personas, algo que al momento no podremos cuantificar hasta no saber cómo se continuará de acá en adelante. Debemos considerar que una de las economías más perjudicada es y será la de la cultura, a pesar que los consumos culturales online en cuanto a los servicios On Demand crecieron exponencialmente en este último tiempo, pero debemos saber que esto permite seguir concentrando mayor riqueza en pocas manos (las grandes plataformas digitales internacionales) y no hay una buena redistribución económica para los productores culturales que generan los contenidos. En relación a la producción de diseño tanto de bienes, como de servicios, se ve muy perjudicada en casi todos sus rubros. Por un lado están aquellos productores que diseñan y fabrican productos, en donde sus ventas se ven reducidas ya que la economía se contrajo y la incertidumbre de cómo se afrontará la economía de las personas en los próximos meses hizo que decaiga el consumo de aquellos artículos que no son de primera necesidad. En cuanto a los que ofrecen servicios, sobre todos los que trabajan para el comercio y/o MiPyMEs, la situación es algo diferente. Por un lado al haber establecimientos que se encuentran cerrados, no están generando ganancias, por lo que no están demandado en gran escala servicios de diseño, pero las empresas que venían ofreciendo o reconvirtieron su comercialización a la venta virtual, sí demandaron el servicio de aquellxs diseñadorxs vinculados al diseño multimedial. A modo de reflexión, considero que la pandemia dio origen al inicio del siglo XXI, por lo que todo se va a reconfigurar, tanto desde lo económico, como lo referido a los comportamientos sociales, es así que lxs diseñadorxs, al igual que el resto de la humanidad deberemos replantear nuestro rol social, centrando el diseño en las personas y sobre todo volver a diseñar los modelos de negocios para poder insertarnos en esta nueva configuración del mundo, ya nada será igual tal como lo conocíamos hasta ahora, tal vez es el momento de comenzar el cambio y focalizarnos en diseñar “hechos” y no “cosas”, estamos cambiando hacia un nuevo paradigma, ya la ética del tener (poseer objetos) no es lo que cobra sentido en este nuevo mundo.